ANTECEDENTES DEL CAFE’

Sobre los antecedentes del café existen varias leyendas más o menos conocidas.

Según una de estas, un día el Profeta Mahoma no se encontraba bien. El Arcángel Gabriel se le apareció para ayudarlo, ofreciéndole un poción que le enviaba directamente Allah. La bebida era oscura como la Piedra Negra Sagrada de la Meca, más comúnmente conocida como “qawa”. Maoma se la bebió y en seguida se animó y se puso de nuevo en marcha para continuar con su misión.

De este modo surgiría la palabra árabe Qahwah que significa vino y bebida excitante, que dio origen a la palabra turca Kahve, de la cual posteriormente deriva la palabra Café.

Más famosa es la leyenda según la cual un pastor árabe llamado Kaddi, que había llevado su rebaño de cabras a pastar, notó que sus cabras se excitaban después de haber comido los frutos de una planta que había crecido allí espontáneamente.

El pastor contó lo que había ocurrido al anciano abad Yahia, que intuyó las propiedades de la planta e hizo una bebida amarga que calentaba el cuerpo, le daba vigor y lo liberaba del sueño y del cansancio.

En Italia el café llegó alrededor del 1570 a Venecia, gracias al paduano Prospero Alpino, famoso botánico y médico, que se trajo algunos sacos de Oriente. En el 1615 en Venecia se inauguró la primera “Bottega del Caffè” y en seguida surgieron en Turín, Génova, Milán, Florencia y Roma, cafeterías que se hicieron famosas también por su importancia como centros de cultura. Después se produjo su difusión en el resto de Europa y se abrieron los primeros “Cafés” en Viena, Marsilla y Londres, aumentó la demanda de café y con ella aumentó su producción.

La costumbre de beber café se puso en seguida de moda y a esta bebida varios artistas le dedicaron manifestaciones como Rosseau (por su comedia “El café”), Goldoni (“La bottega del Caffè”) y Bach (“Cantata del Caffè” obra del 211).

En la primera mitad del siglo XVIII se llevaron al nuevo continente las primeras plantas de café y se difundieron en pocos años en toda América central y meridional gracias a las colonias francesas y holandesas.

En el 1691, en Nápoles, se inventó la cafetera: un pequeño y manejable aparato que, con pocos gramos de café tostado y triturado, te daba la posibilidad de preparar incluso en casa la deliciosa bebida, que hasta el momento se servía solamente en los bares.

¡Desde entonces el rito del café se ha mantenido vivo!

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